Nos han enseñado a creer que la felicidad se encuentra afuera. Que necesitamos esperar a que sucedan ciertas experiencias para que podamos sentirnos en paz. Que necesitamos tener a ciertas personas con una serie de requisitos para que podamos alcanzar nuestros deseos más profundos.
Podemos correr el riesgo de volvernos tan selectiv@s que podemos haber llegado a cerrarnos emocionalmente. Creemos que las llaves de esta cerradura no están en nuestro alcance sino lejos, incluso que esas llaves las pueden tener otras personas y que no desean soltarlas. Esta forma de ver el mundo hace que nuestra autoestima mengüe.
En nuestras relaciones, cuando no se cumplen estos supuestos (o imágenes) acerca de lo que debería ser nuestra realidad, nuestro miedo brota, nos domina y nos puede hacer sentir indefens@s. Este miedo, refuerza el estado de alerta, de ansiedad o irascibilidad que puede reducir nuestra visión de lo que realmente está pasando. En esta confusión entre fantasía temida y realidad, tomamos decisiones precipitadas y/o erróneas. Podemos descuidar nuestras relaciones porque parten de una base incierta. Y esto puede generar malestar e impotencia dentro y fuera de nosotr@s. Estos miedos pueden unirse con otras ideas catastróficas de lo que puede suceder en un futuro.
Un indicador de que hay algún asunto del pasado que nos está afectando en el presente es tomarse las cosas personalmente.
Es importante descubrir qué miedos ocultos están dirigiendo nuestra vida para que no nos dominen y así poder tener relaciones satisfactorias. Una vez mirados con profundidad podemos comprender qué heridas se están protegiendo del pasado, que ya no corresponden con nuestro momento presente. Sanar estas heridas en el presente te liberan y reconcilian con lo mejor que hay en ti.
Es necesario que en este proceso de desarrollo personal puedas sentirte acompañad@ y guiad@ para acoger todo el proceso, sea el que sea.
Asunto a asunto, tema a tema y paso a paso son claves para generar las circunstancias que impulsen tus avances. Ir abrazando los procesos que van cambiando en tu interior promueven una mayor conexión con los demás y en los momentos que estén transitando.
La salida está en la nueva relación que tengas con lo que sucede dentro de ti.
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