Somos seres interdependientes. Necesitamos de la naturaleza y de las relaciones humanas para poder ser felices para poder seguir creciendo como personas. Esta interdependencia, cada vez más, se hace evidente debido a las diferentes crisis climáticas, sanitarias y sociales que estamos viviendo.

A su vez, la transición a lo tecnológico está dejando huellas y un cambio importante de hábitos en nuestro día a día. El cerebro está recibiendo tantos estímulos que está tratando de asimilar la información que le llega, y no puede actualizarse al ritmo que la sociedad impone. Como consecuencia de estás dinámicas pueden hacernos caer en desánimo o en crisis reforzando una idea peligrosa “no se pueden cambiar las cosas”.

Se está dando con fuerza otro un descuido de lo social, generando otra crisis; la crisis colectiva. Necesitamos volver a poner en figura a la afectividad como núcleo de nuestras relaciones y nuestro bienestar psicológico. Para ello, necesitamos revisar y transcender todos aquellos límites que creemos tener. Reorganizarnos psicológicamente es un asunto prioritario para contactar con lo social. Necesita de lo mejor de nosotr@s mism@s. Nos supone un reto transversal.

Es un suceso que viene precedido de un sistema que fomenta y justifica la individualidad, a costa del prójimo. Se fomenta la ley de la selva, donde la competencia prevalece sobre la empatía y la solidaridad.  Un ejemplo de idea polarizada que puede quedar en nuestro subconsciente es “o pienso en mí o en los demás”. Esta creencia puede dejar serios problemas emocionales y fomenta mecanismos de defensa que pueden dificultar una mejoría. Ver esta creencia en nuestros hábitos diarios es un gran primer paso.

La dinámica de la supervivencia, nos puede colocar en una energía de miedo, carencia, indefensión y desconfianza en lo ajeno. Nos deja encogidos emocionalmente y físicamente. Es un bucle que refuerza el distanciamiento entre las personas y refuerza la soledad. De esta forma, se pierde la capacidad colectiva que posee el ser humano para potencial las diferencias para un sentido común.

Creo igualmente que estas formas de relación tóxica se pueden cambiar y se han de cambiar por el bien de todo el mundo. Partiendo de un@ mism@, aprender a cuestionar lo que hasta ahora se había dado por sentado y creando nuevos pensamientos generadores de cambio. Necesitamos, igualmente, entrenar todavía más nuestra atención, nuestra escucha y una comunicación bondadosa para conectar con los demás y contribuir a que la sociedad mejore.

Tenemos parte de responsabilidad en ello, incluso de ver que este cambio puede afectar positivamente a las generaciones que vienen pidiendo paso. Si te cuidas, cuidas tu ambiente, y si cuidas tu ambiente, te cuidas. Nosotros somos la sociedad. Necesitamos actualizarnos desde el apoyo mutuo.

Toca dar un gran paso hacia adelante. Cada un@ desde el proceso que esté viviendo.

Espero poderte ser de ayuda.


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