En nuestras relaciones sociales, la expresión de nuestras necesidades, son un asunto crucial para poder disfrutar de relaciones satisfactorias, y en especial con nosotr@s mism@s. Para ello, necesitamos cuestionarnos y crear nuevas formas de expresión, que estén en sintonía con nuestra forma de ser y podamos cuidar de nuestro entorno lo mejor posible. Sin duda, podemos mejorar nuestras relaciones afectivas más significativas.

Existen creencias en nuestro subconsciente que invitan a que creamos que “los demás deben saber lo que necesitamos y cómo lo necesitamos” (esperamos que adivinen lo que deseamos). Muchas de nuestras expectativas sobre nuestras relaciones provienen de carencias afectivas no cubiertas en nuestra infancia y juventud. Seguimos esperando que nos salven.

En esta posición podemos colocarnos en una actitud inflexible e inamovible que propicia una actitud pasiva en lugar de otra más empoderada.  Además, esperar retroalimenta la indefensión o el resentimiento en nuestro ser y como consecuencia se produce un distanciamiento en las relaciones más significativas. La herida sigue abierta. Nuestra autoestima se debilita.

Por tanto, es deseable cambiar aquellas creencias y patrones de comportamiento que ya no encajan en nuestro momento actual. Es necesario despedirse de aquello que nos hace daño y hace daño para dar pie a nuevas formas de relacionarse y vivir en mayor plenitud.

Es nuestra responsabilidad satisfacer nuestras necesidades en este camino donde podemos contar con otros apoyos para poderlas cubrir de diversas formas y con distintas personas. Podemos aprender a cuidarnos mejor y cuidar mejor nuestros vínculos más importantes en varias fases:

  • Unos de los primeros pasos es darnos un tiempopara conectar con nuestras emociones. Aprendemos a atendernos y a escucharnos. Tomamos en cuenta las diversas formas que aparecen nuestras sensaciones, nuestras emociones y sentimientos en nuestro organismo. Es una fase que facilitar un mayor contacto con lo que está vivo en nosotr@s. Necesitamos generar un hábito sano de autoescucha, y que deje de ser extraño en nuestra vida cotidiana.
  • Un siguiente paso, es una vez conectados con nuestras emociones, éstas nos organizan y señalan qué necesidades, en el momentopresente, sonimportantes para nosotr@s y requieren ser satisfechas respecto a una situación concreta o con una persona concreta. Es un paso donde suelen aparecer juicios, creencias o conflictos no resueltos. Nos damos cuenta de la necesidad de reaprender a clarificar realmente aquello que necesitamos y deseamos expresar.
  • El tercer paso, es Pedir lo que necesitas. Pedir no es exigir. El amor es una elección, no una obligación. La petición es el último paso que proviene de una conexión profunda de tus necesidades emocionales, de detectar claramente lo que necesitas y ser consciente que es tu responsabilidad satisfacerlas. Como es un asunto que te corresponde recuerda que puedes pedir ayuda, apoyo o colaboración a las personas en las que confíes. 
    Es muy importante poder expresar cómo te gustaría recibir esa ayuda sin descuidar la relación. También, es necesario saber recibir un no como respuesta sin que ello signifique un conflicto. Este paso, practicándolo con frecuencia, hará que la petición pueda naturalizarse en ti y pueda fortalecer tus relaciones.

En terapia, te quiero ayudar a volver a conectar con la amplitud de tus emociones, a despejar tu confusión para darte cuenta de toda la amplitud de las necesidades que posees (más de las que creías tener), a desarrollar estrategias que secunden lo que desees, y a pedir lo que te sientes que te mereces. Eso sí, comunicar requiere un hábito.

Desde el cariño y el empeño puedes disfrutar del camino.

Muchas cosas de las que deseas están dentro de tí.

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